jueves, 9 de febrero de 2012

CANNIBAL CORPSE “Butchered At Birth” (1991, Death Metal)


Año 1993. Ya había escuchado cosas de Death, Obituary, Entombed y Morbid Angel. Recorriendo bateas de disquerías especializadas ví el arte de tapa que verán en la foto. Para la época - Y hasta para hoy – era algo muy shockeante. No me animaba a comprar el disco sumado a una mala review que leí en la revista norteamericana “Metal Maniacs” en donde prácticamente le daban 1/10 tras matar todo lo posible al álbum. Un día cambié de opinión estando en una disquería que ya no existe sita dentro de una galería en Av. Callao y Av. Córdoba. El dueño (Un cincuentón limado muy simpático) tenía desde música alternativa hasta death metal. Cuando le arrimo el CD para que me haga escuchar algo de “Carneado Al Nacer” me sentencia “Esto es lo más terrible que escuché en mi vida…”. Y les debo confesar que la tapa me daba tanta impresión, que de entre mis CDs de esa época lo tenía oculto por temor a que mis viejos pensaran cualquier cosa (¿?). Hecho ya el raconto nostálgico de cómo empecé a escuchar a la banda (Si, este fue mi debut), “Butchered…” tiene algo: el shock ya mencionado más sus ingredientes pesan más que la música. A no dudarlo. Se hicieron su lugar dejando los zombies de “Eaten Back To Life” para dejar a Vincent Locke retratar a un esqueleto que en una tabla carnea a una mujer mientras otro esqueleto le extrae el bebé y de fondo se ven más bebés colgando de sus cordones umbilicales/boca abajo/crucificados, todo con mucho rojo y blanco. Las letras son todas terribles (Si Googlean están hasta traducidas al español), imaginen títulos de temas como “Living Dissection” (De buenos riffs y de lo más rescatable), “Under The Rotted Flesh” (“Bajo la carne podrida”), o “Rancid Amputation”. 


 Volviendo a lo musical, este disco no impacta como el debut. Esta OK y nada más. Los temas son monótonos hasta dentro de los márgenes del death metal, en la mayoría de ellos se repiten los riffs de Rob Rusay y Jack Owen creando un clima macabro pero a excepción del último y mejor de todos (“Innards Decay”, en donde los dos violeros se inspiran en serio en especial durante el puente junto al batero Paul Mazurkiewicz. Este lamentablemente mantiene el “tatatatatata” durante casi TODO el disco (No llega a ser blast beat pero clava el redo una y otra vez), Chris Barnes baja muchísimo su voz sonando realmente muy gutural para la época (Leer las letras y entender lo que cantaba era IMPOSIBLE) y Scott Burns acá no brilla al producir el disco, como la banda: cumple y punto. Con el correr de los años temas como “Gutted” y otros se volvieron más clásicos, pero debo ser honesto: es uno de mis discos menos preferidos de la banda. Como interesante Glen Benton de los no menos controvertidos Deicide, vuelve a darle una mano a la banda en los coros de “Vomit The Soul”. “Butchered At Birth” a mi entender quiso ser el comienzo de una banda muy extrema, shockeante, los más brutales, las letras, la cita en el librito de una frase del Marqués de Sade y otra de Albert Fish. Lo sigo escuchando hoy en día y me recuerda a lo brutal que lo sentía hace 19 años atrás, pero lo veo claramente como un viraje que pudo haber tenido más variantes hacia lo que sería exitoso en el disco que le siguió a este. Termino de tipear, tengo el CD acá al lado y veo la tapa nuevamente. A punto de cumplir 40 años de edad, me sigue pareciendo flor de carnicería en exceso. 

Calificación: 6.5/10

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